He caminado por el sendero de la tristeza de nuevo. Algo se interpone en el camino del bienestar. Desconozco lo que puede ser.
He intentado traspasar la frontera calmando mi ansia sin tener que llorar, calculando cuanto más puede resistir mi alma.
He decidido descansar mis pensamientos inútiles, que además duelen, y buscar una actividad placentera con la cual mi mente pudiese saborear ciertas ilusiones.
He salido a la calle: distante, ¡qué sola y qué cerca entre la gente!
He querido dar vida a aquellos latidos que no se cansan nunca de darme mi vida, acordándome de mi misma.
He optado por darme placer a través de la gran pantalla. Perfecta intimidad. Abandonando por unas horas el fondo del vacío. Rehuyendo del bullicio.
He deleitado a mis ojos no así a mi cerebro con la película más fashionista de los últimos tiempos.
Sex in the City. Adicta a la serie a través de la televisión por cable, no podía dejar pasar el filme. Después de ver fotos y más fotos de las escenas, de leer avances, de visitar en persona New York y tener como parte del planning recorrer los lugares frecuentados por "las chicas" así como de escuchar diversas críticas, ha llegado el día en que yo pueda hacer la mía.
La película: no ha comenzado bien, pero ha conseguido a medida que avanzaba q disfrutara con la historia. Parte del argumento, centrado en una de las chicas, Carrie Bradshaw, tenía cierto paralelismo con mi vida personal, en algún momento me he sentido identificada. Si bien su desenlace ha sido todo lo perfecto que cabía esperar, no así el mío. Las tramas de las demás no me han gustado. La película sobrevivirá y será un éxito gracias a la serie, no por si misma. Superficial podría describirla, quizás pueda salvar algo dicha supeficialidad la nueva asistente de Carrie. No he sentido un lleno interior de satisfacción tras verla.
La ciudad: me ha decepcionado, esperaba encontrarme buena fotografía, buenas imágenes. Interesante reconocer rincones de New York. Rincón favorito: las escaleras de la casa de Carrie Bradshaw y su portal en Perry Street. Me ha encantado también ver el puente Brooklyn en pleno apogeo, lleno de vida.
El vestuario: sinceramente espectacular. Mi enhorabuena a Patricia Field. Simplemente por ello recomendaría la película. El desfile de moda, maravilloso. Los complementos me han fascinado. Bonito detalle de Carrie hacia su asistente. Simplemente un regalo perfecto, un bolso de Louis Vuitton. Mi estilismo, 2 a destacar: el primero retro, lo lleva Carrie cuando acude a la biblioteca a devolver los libros prestados y el segundo vestido más clásico, sencillo, sin nombre, beige, con los complementos en azul, los zapatos, y amarillo, el bolso, que utiliza en su boda.
He conseguido mi anhelo. La paz interna que buscaba y lo más bello, guardar el recuerdo de lo que mi corazón ha visto, mi recuerdo.
El mundo se entreabre, sabe a descubrimiento.