...llego al borde del trampolín, me asomo, miro a mi alrededor, respiro profundamente, estoy preparada.
Es el momento, puedo lanzarme, vencer la desconfianza y el recelo o ser incapaz de hacerlo a pesar de intuir cuántos ratos buenos me esperan sumergida. Puedo intentarlo reiteradamente o bien no continuar, volver hacia atrás caminando lentamente, escuchando los latidos de mi corazón acelerados.
Puedo pedir ayuda a alguien, bien desde mi propio nivel, empujándome; bien desde abajo, aguardándome con los brazos abiertos. Esperando con ambas posibilidades el arrojo o la valentía para paliar lo que me falta.
Puedo, sentarme a observar, desde mi perspectiva lo que la vida me ofrece: nuevos encuentros, amores, complicidades, conflictos, ¿me siento preparada para ello? ¿es, en este nivel dónde quiero quedarme? Tal vez, debería tirarme de cabeza, con ímpetu.
Desasosiego, temblor en mí, en mi cuerpo. Dulce temor, inmovilidad. Es la felicidad. Está ya cerca. Ella, la desmedida, lejana se acerca, tarda todavía en llegar porque se encuentra más allá de las estrellas. La espero con los ojos abiertos. La siento, me estremezco, viene derecha hacia mi... Ambas celebraremos la dicha del encuentro.
Telma
7 comentarios:
Hija, de verdad que te leo y alucino!!! ¡¡qué pasada!!
cuando llegue a tí, cuando esteis las dos sentadas tomando un café, cuando os expliqueis vuestras vidas, cuando saltes de ese trampolin para ir en su busca o cuando decidas sentarte a esperarla, cuando finalmente os encontreis... me harás también feliz a mí... Un besazo cielo!!! como me alegra leerte así...
telma, telma...
Muy bonito,si señor.
Si te tiras del trampolín... ¡Nada!, no te detengas.
Un beso
¡Tirate a la piscina y disfruta.!
El tiempo pasa demasiado rápido.
Besos
En la superficie y en el interior todo está en calma... eso es lo importante. Un beso.
" Nadar y guardar la ropa"
Eso dicen... Me encanta nadar, lo de la ropa, me da igual jeje.
Besos
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