sábado, 30 de agosto de 2008

Momentos Cálidos (Telma)

Descanso para la reflexión.

Sabadina, 30 Agosto 2008

Momentos estivales. Días de playa. Días de camiseta y pantalón corto.
Momentos de reflexión. Valoración de lo vivido y de lo que queda por vivir.
Momentos de nuevos propósitos. Fin de una etapa, comienzo de otra.
Momentos de superación. Aprendizajes.
Momentos de reconocimiento de limitaciones. Actuar para mejorar.

"Busco la perfección en todas y cada una de las áraeas de mi vida. Pretendo superarme cada día. Tarea que me resulta tremendamente trabajosa y sacrificada. Hecho que supone una lucha diaria conmigo misma. Puede resultar extraño pero he sido consciente de ello recientemente.

Continua insatisfacción, gran temor a la incertidumbre, miedo exagerado a la equivocación, están presentes en mi vida.

La autosuperación personal puede parecer una buena cualidad, pero llevada al extremo se convierte en un obstáculo para el disfrute de las vivencias. Esta búsqueda mía de la perfección se caracteriza por conseguir objetivos inalcanzables y por ello cualquier error es interpretado por mi persona como signo de mi poca valía. Además de la voz interior que juzga de forma severa e implacable todo aquello que hago.

Nunca me conformo con aquello que obtengo y cada vez el listón de superación va subiendo. Por lo que no hay disfrute de lo conseguido, la alegría me dura poco porque ya estoy pensando en la siguiente meta.
Nunca llego a estar satisfecha con lo que tengo. Esto me lleva a un estricto control interno que se manifiesta en una tensión corporal que genera un desgaste importante.

De este modo, esto es, reconociendo mis limitaciones, espero, suponga una oportunidad para rectificar y aprender.
El ser humano es imperfecto por naturaleza, no tiene sentido que yo la busque.

Desprenderme de una responsabilidad excesiva.
Desprenderme de parte de la oscuridad que se aleja en mi interior."

Reflexiones estivales.

L-A -L-U-N-A- J-U-E-G-A- A-L- E-S-C-O-N-D-I-T-E- E-N- E-L- C-I-E-L-O-.

Telma

martes, 12 de agosto de 2008

Cartas a Martina I (Telma)

Martina en un gran momento
Martina, 12 Agosto 2008

Querida Martina:

Me gustaría que las cosas fuesen distintas. Alabo tu entusiasmo para protejerme y ayudarme. Tiene que resultarte difícil, tremendamente complicado luchar por mi bienestar cuando yo suscito continua oposición. A menudo percibo la sensación que desde tu posición quieres salvarme, mantenerme alejada del monstruo que me acecha constantemente.

Te lo agradezco infinitamente, pero puede que no busque tu amparo. Tienes razón con la mayoría de las cosas que diariamente intentas trasladarme, quizás deberías dejar mantenerme en esa melancolía, en este estado en el que me encuentro, estoy bien, es dulce.

No demando apoyos porque es probable que me arrepienta, siento que esa ayuda se convierte posteriormente en justificación, seguida de crítica, y no siempre constructiva. No necesito réplicas, mi penitencia es la autoflagelación y convivir con ella ya es bastante.

Desconozco que tipo de ayuda necesito pero si discierno aquella que me perturba. Sólo reclamo tu incondicionalidad y que respetes mi forma de pensar y actuar. Puede que no sean las adecuadas.

Cambiar de actitud resulta complicado, pienso que de todo ésto ha surgido un enriquecimiento en mi crecimiento personal. Quiero seguir siendo como soy.

Mis sentimientos actuales no son puros ni limpios todo lo contrario son y están confusos. Mi momento no es el óptimo, mi psique se halla agotada. Y lo que más me preocupa vivo contenida.

Carezco de naturalidad, del disfrute de la vida y es algo que quisiera algún día alcanzar. Deseo libertad para ejecutar mis deseos.

Tú y los demás queréis verme sonreír. Yo también lo quiero. Llegará el día.

Sólo quiero que todo fluya, sin presión. Porque lo que tenga que ser, será cómo tenga que ser.

Gracias, a ti.


Telma

domingo, 3 de agosto de 2008

Encuentro II (Telma)

Deseo entrelazado
Dominena, 03 Agosto 2008

Como ya no me quieres desde ayer,
no habrá más encuentros.

Nuestros acercamientos, fugaces, convergían en el deseo.
Pero llegó el último: frenesí, arrebato, lamentos, lágrimas.

Lo recordaré de esta manera. Dos voces, calor, dos seres tendidos allí, en la misma cama.
Dos cuerpos separados mirándose el uno al otro.
Intentando no alterar la pureza del aire.
Distanciados, tan lejos tan cerca.
Los labios , los brazos y las piernas vuelven a fundirse.
Besos. La forma última del amor, esa tarde, era el contacto y el olor.

¡Qué lastima! Despedida del amor imposible, sin futuro ni regreso.
¡Qué lástima que no salieses de ti!

Irte en tus pasos, mientras yo miraba reducirse tu cuerpo al alejarse.
La tarde se desvanecía, perdía luz y yo desvivía tu vida a cada nuevo paso.
Tu olor al marcharte estaba impregnado en mi piel. Volvías a dejar tu huella marcada.

¡Qué pena que te cansaras de bailar conmigo!

Continuaré, con fuerza, mi camino. Buscaré la felicidad tan ansiada que anhelo fervientemente.
Cada uno buscará su dicha.

Tu olor sigue impregnado en mi piel.
Tardaré todavía en dejarte.

Ya, no habrá más encuentros.

Telma