Sabadina 31 mayina 2008
Todavía, hoy, en esta época pensaba que los cuentos de hadas existían. Creía en ellos. Veía la vida en un solo color, solamente quería hacer realidad lo que yo había soñado, sólo quería cumplir mis sueños, sueños (entre otros muchos) en los que había un príncipe que me ofrecía su amor, no que se marchaba. Quería ser protagonista de un cuento de hadas. Incluso, a pesar de romperse mantenía mi fe en ellos, continuaba esperando que algún príncipe azul (otro distinto y mejor que el anterior) iba a venir a rescatarme, salvarme de todos estos malos momentos en los que he estado inmersa durante tanto tiempo. Me preguntaba: quién curará con besos mis heridas, quién me devolverá una sonrisa, quién me rodeará con sus brazos fuertemente... Miraba al horizonte esperando obtener respuestas, respuestas que no llegan, porque no pueden llegar. Pues esto, no existe.
Ahora, en este momento de mi vida puedo deciros que me encuentro bien, cada día que amanece sonrío e incluso siento que puede que haya servido para algo este dolor, fundamentalmente porque me ha permitido aprender muchas cosas sobre mí. La más enriquecedora: valorarme y quererme como Telma. En estos instantes vivo mi realidad, no aquello que he compartido durante tanto tiempo, que no era mío. No aquello que me gustaría pero que no lo tengo. Necesito y quiero vivir en el mundo terrenal, ser feliz con aquello que me reconforte día a día y no creer en los cuentos de hadas. Ahora no.
Ya no sé lo que espero. Ya no sé lo que sueño.
Telma